Un mensajero, un mago y un sol llegaron a mi puerta en 3 días distintos pero extrañamente luminosos.
El primero llevaba camino largo andado y una bolsa de secretos. Con un simple mirar profundo dividió mi nostalgia aprendida por el miedo en millones de flores de esperanza. Tras hermosas pláticas de transparencia, me recordó cómo volar en vez de morir.
El segundo me esperaba con el fuego entre los ojos y los besos de abrigo. Era invierno y yo saltaba, sin saberlo, por sus versos. Su universo antiguo me ofreció descanso y aliento; música y estrellas de reencuentro.
El tercero me halló en el camino medio. Brillábamos felices sin decir palabra, bebiendo la belleza de los silencios. Y cuando habían historias, se me henchía el corazón de remolinos creadores de alegría.
Él cantaba y yo nacía conectada a su pureza.
Hoy que el tiempo ya no existe, los llevo entre mis alas, mis ojos y mis manos. Me hago mensajera, maga y solecita que aprende agradecida.
3 comentarios:
¡Qué hermoso “cuento de gracias”, canto a la vida…!
Nunca se hace tarde para soñar, para soñar hasta lo que no se sueña, ni para que llamen a tu puerta el mensajero, el mago y el sol y te asalten, y te despierten, recordándote que es posible volar entre músicas y estrellas en la cotidianeidad de cada día.
Un abrazo, mi brillante amiga.
Muchas gracias por tu comentario y la luz que se intuye en él.
:)
Buenamente podria decir que este es un poema que expulsa vida, buena vibra y sentimientos positivos, algo no muy común en nuestra poética actual. Me gusto la historia y su prosa acompazada.
Sencillamente Bello. Brillante y bello.
Chinasklauzz
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