ella cercaba los pasillos
con el olor mudo de la sorpresa
y bajito en nuestros pechos
suspiraba
las mujeres huérfanas
paríamos soldados sin nombre
calles sin destino
mesas ausentes
de la palabra leve y cotidiana
en la radio se anunciaba la batalla
con obsesivo pesar
éramos las abuelas de la memoria
el espejo inquebrantable de la vida
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