las cuerdas casi rompen
el aire que nos queda
son una ayuda a la memoria que perdemos
en el desierto de las cosas muertas
es su vaivén agudo
una llamada desgarradora
la puerta de escape
al absurdo rutinario
donde al débil se le acusa de culpable
y nadie dice nada
es su temblor encapsulado
una pregunta inquisidora hacia el vacío
de la acumulación
su ritmo vital acompaña
el andar juntos en la marcha ineludible
hacia una dignidad desesperada
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