la ciudad sutil abre sus árboles
sabiéndome extranjera
de tierras con mares y montañas
cultura viva y milenaria
a contraluz me llevan sus hojas
al viaje de lo desconocido
sin pedir nada
perseverante es la otra memoria
el hogar lejano que reclama
un idioma común
tan cerca las ganas de vivir
ser la que encuentra
los pasos perdidos
ella sonríe y me contiene
esperando el silencio de mis dudas
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