aliados

cada uno en su ruta gira el cielo
comparte flores
puentes
y este espacio se hace vértigo feliz
de tanto insomnio

sobre la marcha
trenzamos las miradas
el polvo de los pies es carnet de bienvenida

sobre mi alma
da lo mismo que me rocen las heridas
si se gesta en los rincones
la más diáfana verdad

circulando

y aún así sabre que la agonía
camina arropada de indómita ventura
en inestable espera

vulnerable

tan frágil el sentir
que un día brilla el sol por todos nuestros poros
y al otro
disonante
los ojos componen el diluvio

una palabra desdice la confianza
minúscula como alfiler
sobre el globo colorido que no flota

a veces
solamente a veces aparento
la esperanza retocada con plegarias
a ver si se me queda entre las manos
apretando ferozmente
mis débiles suspiros

agur

mestiza es mi voz en esta tarde
del otro lado del ancho río
tras la intensa montaña recién acariciada
beso que recuerda
que hay piel y pupilas que se dilatan
más allá de la emoción de los encuentros

un hogar que se mueve

me he dado cuenta de repente
que siempre es así
mi corazón habita
un hogar viajero

un día posará sus alas sobre la tierra
y probaré el fruto de su danza

hasta entonces
seré semilla que se hunde
en el más diáfano intento

sorpresa

ha cumplido el soñador
conspirando con la arena de mis ojos
no mirar la piel que se disfraza

se inclina hacia el desvelo
adentro del poema aún no escrito

sabe beber
la vida resumida a una tenaz palabra
un sorbo cada noche
cuando parte

la tribu

colores gitanos
en la noche sin fronteras
sonidos remotos que se acercan
ávidos de viaje

la música enseña el ahora
migración de los instantes
tejiendo caminos

siesta

paz de brisa
paz de sombra
antorcha de memorias insurrectas
jugándose la vida

en la simpleza derrito los colores
una y otra vez

ceremonia desbocada
en impecable deleite