¿y si se fuera de casa aquel reflejo
de cielo azul amando las montañas?
¿o no alzara vuelo el horizonte
que me pone los pies sobre la tierra?
en este sitio abundan remolinos
cargados de luciérnagas del alma
pájaros mostrándonos la ruta
que alguna vez intentaremos
sin ellos no podría ser el fuego
que me matiene intacta entre los fríos
pero si besaría tus pupilas
siempre
aún en el desierto más distante
la ciudad crece sus tormentas
la gente no es tan dócil
distrae nuestra confianza sin tumbarnos
a su denso repetirse
repetido
no nos frenan las frases
pues nos llevan los vientos
los árboles
la sonrisa chiquita
y el diario sentir de nuestros dedos
embriagados
vivimos en el centro de una tierra
que nutre el sempiterno
respirar profundo en un capullo
y aflorar mil veces
raudas alas
2 comentarios:
no sé si entendí el mensaje de tu poema, pero me hizo pensar cuando voy a la sierra, y lo que más gusta de estar en "la naturaleza", es el silencio penumbral que la rodea... si, lejos del ruido citadino.
Lo entendiste perfectamente. Gracias por pasar por aquí.
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