viernes, febrero 06, 2009

avenida

se me corta el aire por quedarme
en la ciudad de falsos dioses
me agobia el sonido de las bocas
que sólo piden velos

las luces desdicen su pureza
en cada semáforo
miradas de euforia ante el martillo
disfrazado de canción
ceguera de raíz que me pregunta
cuándo nos olvidamos de sentir
la savia natural

desazón ante el humo idolatrado
que ahoga mis flores

1 comentario:

Emilio Muñoz dijo...

El mundo que vemos es el reflejo de lo que pensamos y sentimos, muchas veces una cruel tiranía, mal aceptada pero consentida.

La vida no se detiene en ninguno de esos reflejos: surge pujante en el desafío permanente a esta existencia de posturas cóncavas o convexas. Y el descanso no debe existir… esta guerra es a vida -precisamente- o muerte.

Por las grietas de esta letanía surge la vida esplendorosa, la que podemos gozar, aún en medio de la batalla, la que nos enriquece y fortalece, la que nos da cobijo cuando nuestro ánimo se retuerce.

Tu poema de hoy es un grito… un grito compartido…

Un fuerte abrazo, querida amiga.