domingo, febrero 22, 2009

sueño



en un modesto pueblo donde caen las hojas
atentas al otoño de otras ferias
y los tenderos apacibles cantan para adentro
la alegría de sus conversaciones
en un carro viejo que sabio nos acerca
donde la prisa no encuentra ya cabida
en una mano florecida que invita a la mía
bajo el roble gentil que vio nacer a los que enseñan
te he reconocido

en todos los atardeceres que me esperan
a la vuelta de la mar

5 comentarios:

Emilio Muñoz dijo...

"...en una mano florecida que invita a la mía..."

Cuando amamos, el canto de las manos es maravilloso... como delicados son los dibujos que dibujan en nuestra piel... pero lo mejor de todo es la sensualidad de su insinuación y el rubor que encienden en la persona amada que nos ama.

Esta poesía tuya, Yllari, toda ella sugerente, es una delicada obra de arte: sencilla y dulce. Perfecta...

La pena es que me duela leer lo que en otro momento hubiera acompañado a mi alegría.

Un abrazo y mi reconocimiento, Yllari.

Bibiana Poveda dijo...

precioso poema, Yllari, con una melancolía encerrada en ese sueño, que parece estar por llegar.
un gusto pasar nuevamente por tus letras.
saludos cordiales!

Chity Taboada dijo...

"En todos los atardeceres que me esperan
a la vuelta del mar"
¡Que bellos tus versos! Estos y otros que he ido leyendo en tu blog. Gracias por tus elogios del mío. Volveré a pasarme si no te parece mal que lo haga.

Chity Taboada

Yllari Chaska dijo...

Siempre es grato recibir visitas en este espacio. Gracias por los comentarios.

Edu dijo...

Has sabido recoger en versos, el instante cotidiano del entorno.
Un Saludo.